domingo, 29 de junio de 2014

Emocional Mente

- Anda, mira quien viene por ahí - dijo mi compañera de laboratorio cuando salíamos de este. Era la hora de tomar un café, más que nada porque habíamos metido a las ratas en sus cajas experimentales con su protocolo de una hora. Y a lo lejos, a unos 40 metros en el pasillo, había aparecido mi novia.

- Uy! - Exclamé - algo habré hecho - dije sonriendo maliciosamente. Aún a lo lejos reconocí su cara, su forma, su peinado... Bueno... Su peinado estaba raro... No. Era ella. Sentí esa emoción que se siente cuando alguien que quieres viene a verte por sorpresa. Estaba a 30 metros.

- Mmmm ¿es ella? - preguntó mi compañera. La pregunta no me pareció tan rara, algo había despertado mis dudas también. Esa ropa no se la había visto nunca, y no era la que ella se pondría para trabajar. Pero la miré de nuevo y estaba claro que era ella. 20 metros y empezamos a avanzar hacia ella, ya mirándola fijamente y comenzando a soltar la típica sonrisa de complicidad que acompaña al contacto visual.

- Claro que es ella... - la mire a los ojos y vi su cara de sorpresa. No, esa sorpresa no era normal. - ¡¡Ostras!! ¡¡Que no es ella!! - exclamé mientras  mi compañera y yo pasábamos de largo. Mientras la muchacha nos miraba como si estuviéramos locos (imaginaos que alguien se lleva un rato mirándoos a lo lejos y empieza a avanzar como si os conociera y luego huye...). Se parecía muchísimo a mi novia, ¿pero tanto como para necesitar tanto tiempo para saber que no era?. Es una situación algo cómica, pero...¿Por que nos costó tanto darnos cuenta?. En ese momento ni lo pensé. Pero muchas veces, al darle vueltas a la cosas más cotidianas, aparecen relaciones curiosas. Como las siguientes.


Reconocer caras

                       El acto de reconocer caras empieza desde muy pequeños. Básicamente los bebes, cuya agudeza visual recién nacidos sólo permite distinguir nítidamente cosas que están a una distancia concreta. La distancia desde los brazos de la madre hasta la cara de esta (unos 20 centímetros). Es decir, estamos orientados para reconocer caras desde el inicio, y para que nos sea fácil comenzar a tener contacto con ellas desde el primer momento. La primera por supuesto, la de la madre que nos va a dar de comer a esa distancia los primeros meses de vida.

                            Las caras son un reflejo fundamental de las emociones que sentimos. De esta manera, podemos obtener mucha información si atendemos a los gestos de la persona captando sus emociones y ajustándo nuestro comportamiento a ellas (ufff esta persona esta enfadada... Mejor no hacer un chiste). Y ello nos lleva a un detalle. La emoción va unida intrínsecamente a las caras. Supongo que hasta aquí es de Perogrullo. Pero es importante diferenciar que no se trata de que las caras expresen emociones, que lo sabemos, sino que aparentemente, nuestro reconocimiento de las mismas también conlleva emociones unidas (Segunda perogrullada).

En amarillo, el giro fusiforme. Ahí tenemos una zona que parece especializada en el reconocimiento de las caras.

                             Lo que parece claro es que el encargado de reconocer las caras es el giro fusiforme, algo que se sabe por los estudios sobre la prosopagnosia (comenté algo sobre ella aquí, pero estoy preparando otro post en breve). Y esa estructura, a mi juicio, se rige por él mismo principio que el resto del cerebro: interpreta lo que vemos. Por eso,  lo primero que paso en el ejemplo de arríba es que varios rasgos de esa muchacha parecidos a los de mi novia fueron suficientes para he mi giro fusiforme dijera "es tu novia". Y hasta ahí es un error común que nos puede pasar a todos. Pero ojo, falló una cosa. ¿Por qué mi giro fusiforme ignoró todos los demás detalles que indicaban que no era ella?. Y aquí me detengo para hablar del delirio de Capgras.

¿Me alegro de verte?

                       El delirio de Capgras es una extraña situación donde una persona ve a alguien, lo reconoce como esa persona pero nos indica que realmente no es esa persona. Es un impostor. Es por tanto, un delirio. Las explicaciones son de muchos tipos (las freudianas, las mejores claro está) pero el conocimiento actual del cerebro nos permite llegar algo mas lejos.

                        En palabras del Dr Ramachandran (en la charla TED que os enlazo). En problema a de este delirio es que, aún reconociendo la cara ( o sea el giro fusiforme hace su trabajo), las conexiones emocionales no parecen funcionar (la información de la amígdala no llega). ¿Que dice el cerebro?. Pues algo así como "veo la cara de mi novia, pero no siento lo que debería (atracción por ejemplo), así que no puede ser esa persona, es un impostor". Cobra más sentido si vemos que por vía telefónica si se reconoce a la persona (la que habla es mi novia). Las personas no saben decir por qué cuando ven a esa persona exactamente igual a su familiar saben que no es el mismo, pero es lo que sienten. O más bien, lo que no sienten. Por eso, el giro fusiforme puede entenderse que necesita del apoyo "emocional" para tomar la decisión (o decirnos), "si, esta es la persona de siempre", y entonces comenzar a predisponernos a la interacción con esa persona según nuestra experiencia previa. ¿Qué tiene que ver esto con el ejemplo primero?. Evidentamente yo no vi a mi novia y dije que era una impostora, sino que vi a una persona parecida y me costó convencerme de que no lo era. Vamos, que hay que darle la vuelta.

Normalmente, el paciente da una explicación de rapto o sustitución de su ser querido. Algo le dice que no es él. Y es lógico, al echar en falta gran parte de la información que su cerebro ha recibido siempre asociada a esa persona: la emocional.

                         Al ver a lo lejos a esa muchacha que se parecía a mi novia, mi giro fusiforme interpretó los detalles que observó y concluyó que era mi novia. Ello despertó una serie de emociones (intensas por tratarse de una pareja) y aunque había varios detalles que mostraban que no era ella (Corte de pelo, ropa, la hora incompatible con su trabajo) la emoción reforzaba (y mucho) la interpretación del fusiforme (intuyo que cambios corporales como la propia conductancia de la piel y otros indicadores fisiológicos de los que no sería consciente irían unidos). Por ese motivo, yo que se supone que la conozco más, tarde más que mi compañera (casi hasta tenerla encima) en darme cuenta de que no era ella. Mi compañera, que tenía menos carga emocional al ver esa cara, pudo percatarse de que no era la misma. Llegado a este punto ¿A alguien le suena el detalle de el papel de la emoción en la toma de decisiones?. Claro. Al marcador somático de Damasio.
Aquí tenéis el vídeo en  youtube, pero os recomiendo que vayáis directamente a la TED, que tiene subtítulos en castellano.


La razón en frío

               En líneas generales, siempre se ha considerado que la mejor forma de tomar decisiones es basarse en la razón y dejar de lado lo emocional. Supongo que dependiendo del contexto, en algunos casos será cierto o no. Pero lo que terminó resaltando Antonio Damasio en "el error de descartes" fue el considerar que una ajustada toma de decisiones parte precisamente de las sensaciones y sentimientos que genera el cuerpo, y que son un apoyo para ese proceso racional que siempre se ha considerado cumbre. Supongo que de ahí su idea de que Descartes se equivoco con el dualismo cuerpo - mente, pues todo parecía indicar que ambos trabajan en consonancia. Inclusive, sin cuerpo, no habría mente (ni cerebro... otro post que postergo hasta dentro de un tiempo).

                  Por tanto, las sensaciones parecen servir de guía, acompañar a los diferentes hechos que vamos almacenando en nuestra memoria, de forma que falicitan la selección de una respuesta, predisponiendo a otra. Algo así es lo que detectan en el Iowa Gambling Test de Bechara (explicado en este blog de un amigo). El descubrir que la desajustada toma de decisiones de los pacientes orbitofrontales va unida a una serie de reducciones en las respuestas fisiológicas (corporales, de conductancia de la piel, como dije en el ejemplo anterior), nos parece indicar que ese marcador somático va unido al razonamiento, y desde luego, al razonamiento más ajustado para la antes mencionada tarea. Está sujeto a debate, sin duda, pero las cosas parecen apoyar esta idea.

Es demasiado habitual este tipo de imágenes. La razón contra el Corazón (emoción). En casos ocurre que nos dicen en casos opuestos, pero en la mayoría de las decisiones parece que trabajan en consonancia más que en pelea.

                 ¿Y a dónde quiero llegar con esto?. Pues a resaltar el importante papel que juega las emociones y sensaciones en la toma de decisiones. A la idea de que el percibir algo (por ejemplo una cara) implica una cascada de informaciones cruzadas y superpuestas desde diferentes sistemas que están detrás de la toma de decisiones, la mayoría de las veces de forma inconsciente. Por un lado, tal cuál lo describe Eaglemann, como un sistema de contrarios, de los cuales un sistema termina "mandando" sobre los demás para la decisión final. Por otro, como indica Damasio en "el cerebro creó al hombre", la idea de que varias informaciones se procesan en paralelo, de forma que una modalidad puede activar a otras (por ejemplo, cuando veo una imagen de algo ácido como un limón y siento una sensación parecida en las papilas gustativas). Simplemente, parece que la emocional es una respuesta preponderante, que puede saltarse procesos más racionales pues aquellos eventos marcados con la emoción parecen ser "vitales" (supervivencia, reproducción, ya se sabe), pero que en la mayoría de los casos estando ahí sin que nos demos cuenta.

                     Por eso, supongo que en el ejemplo del inicio, o en el delirio de Capgras, la parte emocional nos añade una información que refuta o invalida lo que otra estructura nos indica (el fusiforme que reconoció la cara), mostrando esa idea de que hay más emocionalidad en nuestro razonamiento de lo que la propia lógica nos quiere hacer ver. Un saludo.

PD: un post que iba a ir sobre el delirio de Capgras, que al final evolucionó hacía un post sobre el giro fusiforme y el reconocimiento de caras y que terminó en un post sobre la parte emocional de la racionalidad. Desde luego, ha sido un post de lo más divertido de escribir.

                 

               




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